Lugar: Tlaxcala
Glosa alfabética: Tlaxcallan
Interpretación de Alfredo Chavero (1892)
Después de tres días de descanso, entró el ejército en Tlaxcalla. Grande fué el recibimiento que les hicieron. Maxixcatzin alojó en su palacio á Cortés, y Xicotencatl en el suyo á Alvarado.
Los españoles llegaron tan maltrechos, que es fué preciso dedicar varios días á curarse. Las heridas de Cortés se habían empeorado mucho, especialmente las de la cabeza y de la mano izquierda; y aunque aquellas sanaron, quedó mando de dos dedos de ésta. Cuatro soldados murieron, y otros quedaron mancos, cojos ó estropeados.
La pintura vigésimanovena, representa la entrada de Cortés en Tlaxcalla. Se ve el signo figurativo de un palacio con la silla española; y debajo de él las aves muertas, los pavos vivos y las canatas con tortillas que hemos visto en otras pinturas, y que expresan los mantenimientos preparados para los castellanos.
Marina está de pie delante de estos víveres, pero separada de Cortés.
En el centro del cuadro recibe al Capitán español uno de los señores de Tlaxcalla, que debió ser el cuarto, es decir, Xicotencatl. Parece confirmarlo el movimiento de su mano, aunque el ono no es de ciego, y lleva la correa y el tecpilotl de los guerreros: acaso pudo ser el joven Xicotencatl. Esta figura abre los labios, con lo cual expresa que dirige la palabra á Cortés, y le da la bienvenida.
Este muestra al señor tlaxcalteca con la mano el Quetzalteopamitl ó gran estandarte de los mexicas, que había quitado á su jefe en la batalla de Otumba, y que presentaba como el mas precioso obsequio á la señoría,
Detrás de Cortés están los caballeros castellanos.
Esta pintura es importantísima en nuestro concepto, por estar en ella claramente figurado el Quetzaltonatiuh ó Quetzalteopamitl. Como se ve ella, el gran estandarte de los mexicas se componía de un sol de oro rodeado de riquísimas plumas de quetzal, el cual estaba montado en un aparato de madera, á propósito para llevarlo en una asta ó á a espalda del jefe.
Interpretación Josefina García Quintana y Carlos Martínez Marín (1983)
De nuevo en Tlaxcala. De Hueyotlipan los españoles prosiguieron hasta llegar al centro de la región tlaxcalteca donde se hallaban las sedes de los cuatro señoríos principales. El pueblo, en especial las mujeres y los viejos, los acogió con demostraciones de dolor tal vez no exento de recriminación por sus parientes muertos en la guerra contra Tenochtitlán. Pero se impuso el parecer de los señores y en Tizatlán Cortés fue recibido con amistad por Xicoténcatl el Viejo. Ambos reafirmaron allí su decisión de conquistar a México el uno y el de colaborar en la empresa el otro. En la lámina número veintinueve se representa el recibimiento brindado por Xicotéhcatl, una casa y una silla que simbolizan el asiento del señorío, y aves vivas y asadas así con otros alimentos para indicar que los españoles fueron agasajados generosamente. En el centro de la escena está el estandarte mexica, un sol rodeado de plumas preciosas que posiblemente está representando la ratificación del pacto entre Cortés y Tlaxcala de proseguir combatiendo hasta lograr la posesión de México.
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